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“Voy a encontrar la manera de
estar en contacto conmis amigos.
Voy a aprender a chatear”.
A Amanda no
le gustan los
notebooks. Prefiere
el computador
de escritorio.
A Amanda no le gustan los notebooks. Prefiere el computador
de escritorio, que para ella es más privado y que le sirve para el
propósito justo que quiere darle a internet y que hasta hace poco
mantenía en secreto casi para sí misma.
En las paredes del hotel hay varias fotos de ella viajando por Chile
y en celebraciones en otros países. Las muestra con orgullo: “Soy
amistosa. Me gusta conversar, conocer gente y a través de ella
aprender de lugares. Los huéspedes que recibo vienen de sitios
muy distintos, algunos que jamás veré, pero que de alguna forma
visito con lo que ellos me cuentan”.
Es precisamente a este tema al que ella le ha dado muchas
vueltas. Ahora –viuda, con 78 años, el negocio andando, los hijos
grandes– la relación con internet la empieza a tener más clara:
“Voy a encontrar la mejor manera de estar siempre en contacto
con mis amigos y para eso me han dicho que tengo que aprender
a chatear”.
Hay días en que está a punto de armar su perfil. En otros (los
menos) apaga el computador, asustada.
Aún el destino no termina de torcerle la mano a Amanda Gaete,
pero ella –que sabe que no hay vuelta atrás– ya está cediendo.