31
132
días
de videos es
el promedio
del tráfico
semanal
de datos en
Nirivilo
“A mí la tecnología me ha servido
de mucho. Me facilitó para darme
a conocer”.
Para el escultor, la llegada de internet y de la señal para celulares
fue la manera de cumplir con su sueño y dedicarse a trabajar en
los pedidos de esculturas para poder financiar sus propias obras
de arte: “A mí la tecnología me ha servido de mucho. Me facilitó
para darme a conocer. No sé bien cómo encender el computador y
aún apenas sé contestar el celular, pero mis hijos me ayudan con
la página en internet y me suben los videos que tengo en YouTube.
Ahora estoy trabajando en el campo y por cualquier cosa me pueden
ubicar. Antes me tenían que gritar. Mis clientes me conocen gracias
a la conectividad y me contactan por teléfono. Logré avanzar en mi
trabajo, porque mis clientes me siguen por la comunicación más
fluida que tengo con ellos. Esa es la realidad. Es mi herramienta, es
mi brazo derecho”, dice.
Pero la web no le ha servido sólo para colgar sus trabajos. A través
de ella lo contactan desde distintas empresas para asistir a los
cursos de relaciones humanas que dicta en su casa con una de sus
hijas. “Hasta el año pasado era más fácil hablar sobre la escultura y
la obra de arte, pero no más allá. Me empezó a ir bien en el trabajo,
pero comenzó a venir gente a ver la casa, mis obras, a los cursos
y se despertó un interés distinto, ya no sólo por las esculturas sino
también por lo espiritual. En 1987 hice una gruta con un Cristo en
el cerro para la comunidad. En el pueblo dicen que van ‘donde el
santito’. A mí no me gustaba la idea, pero no puedo intervenir en
eso. Y le hacen mandas. Fui entrando en todo esto hasta darme
cuenta que, sin intención religiosa ni nada, empezó a llegar gente
que venía con problemas. Y yo percibo eso”.