CONECTANDO CHILE

63 en que hay que asegurar el resto del año. Esta joven madre no deja de sorprenderse cuando piensa en cómo funciona - ban las cosas antes. “En Iloca, unos pocos metros más allá, t en í an s eña l , pe r o acá no l l e gaba . Pus i e r on una pequeña repetidora en la playa, sobre una roca. Prácticamente ha - bía que meterse al mar para poder llamar. Era una locura. Ac á v i v imo s d e l t u r i smo y , an t e s , l o s v i s i t an t e s s e i ban porque no tenían conexión. Ahora ven la antena en la en - trada y se relajan”. Los gustos, los sueños y los deseos también cambian. Para la Navidad y para los cumpleaños, los niños piden un único y mismo regalo: un teléfono celular. Mavet continúa “en lo fa - miliar, también ha sido súper importante. Yo tengo parien - tes en Tocopilla y antes casi no sabía nada de ellos. Ahora, los llamo cada vez que quiero”. La Pesca vibra, late, se agranda y se achica. También cam - bia de color, desde el gris de la mañana, pasando por el dora - do del mediodía y llegando al rojo fuego del atardecer. Sólo hay algo inmutable, el incesante fluir del río Mataquito.

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