CONECTANDO CHILE

21 Belén no es igual a los otros poblados que se levantan en las altas mesetas del norte de Chile. ¿Será porque es la única - tes de contestar esta pregunta, es necesario volver al pasado, porque si aquí, bajo la influencia de las centenarias iglesias, parece predominar el reino de Dios, el camino que conduce a Belén es, sin duda, infernal. Su nombre oficial es Ruta 11-CH, es conocida como cues - ta El Águila y se tiene bien ganado el apodo de “Ruta de la muerte”. Durante demasiado tiempo se ha discutido por qué este camino reclama tantas vidas. Unos dicen que los chofe - res sucumben ante el mal de altura y que los autos también se apunan; otros, que es imposible mantener la concentra - ción para pasar, sin fallas, tanta curva y tan cerradas; casi todos coinciden en que los acantilados ejercen una atracción magnética. Lo que nadie puede evitar es que el invierno alti - plánico con su lluvia, su granizo y su nieve, convierta a Belén en un lugar casi inaccesible. Volvamos al pueblo, ahora comprendiendo que se trata de un paraíso sitiado por la desafiante naturaleza. En el bajo,

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