CONECTANDO CHILE

181 Hace cincuenta años, el fin del mundo fue arrasado por un incendio devastador, pero en esas latitudes imposibles la naturaleza tiene sus propios códigos. Después de la tragedia, las tierras se poblaron de renuevos, apareció el renoval. Ese fue el nombre que se le dio a la cooperativa que se formó para abastecer de leña a Puerto Natales. Hoy, en Villa Reno - val, la lenga vuelve a dominar el paisaje. Al llegar al poblado no son los hombres ni los animales los que salen a recibir al visitante, el viento es el principal an - fitrión. Ráfagas incesantes que empujan y que queman, que hacen bailar al polvo y que peinan los árboles. Con un solo golpe de mirada se pueden ver todas las casas. ¿Habrá al - guien? ¿Será otro pueblo fantasma o un espejismo en medio del camino? No. Villa Renoval está viva y tiene un corazón que palpita fuerte, su nombre es Carlos Cofré. Su familia está en Punta Arenas, como muchas otras que se marcharon y como los niños que tuvieron que partir cuando se cerró la es - cuela local. ¿Por qué Carlos se queda? Porque él es diferente, tiene un don, puede percibir lo que para los demás está ocul - to, puede ver el futuro y cuando lo contempla, sonríe. “La s c o s a s han c amb i ado mu c ho . La an t e na p e rmi t i ó que Vi l la Renoval apar e c i e ra en e l mapa . Ahora vamo s a

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