TODO CHILE COMUNICADO

50 en Chaca, el promedio semanal de llamadas por celular es de 51 mil minutos antes, a perder el tiempo. Y luego volvió a su silencio. Así estuvo toda la semana hasta que el viernes Hugo le preguntó si ella podía ayudarlo a convocar a los demás papás para una reunión de apoderados. Al lunes siguiente, la mujer, el auxiliar y otros seis chaquiños de mirada fuerte y pocas palabras se sentaron en la sala para escuchar en silencio la locura de Hugo Cerda: - Les quiero contar que la escuela no se cierra -, les dijo. Pero para eso me tienen que ayudar haciendo que sus hijos vengan a clases. Sin inmutarse, los apoderados se levantaron de sus asientos y fueron, uno a uno, a darle la mano al nuevo profesor. Todos en silencio, Lucho incluido, salvo la mujer que ya lo había visto toda la semana haciendo las clases. - No nos falle -, le dijo ella. Y Hugo, con la misma voz con la que se anuncian las grandes cosas, le respondió que no, que no lo haría. Ha sido un año lluvioso. No en Chaca, donde no hay memoria que recuerde una gota cayendo del cielo, pero sí en el altiplano. Gracias a eso, algunas nuevas familias han llegado al valle para trabajar en la siembra de tomates y choclos y con eso la escuela está con su capacidad completa: diecisiete alumnos, nueve hombres y ocho mujeres que provienen desde el mismo pueblo o desde Caleta Vítor, que se adivina al final de la quebrada, al otro lado del camino que va hacia la costa, y a los que van a buscar cada mañana en un furgón mucho antes de que amanezca. En cada mano, Hugo Cerda tiene un anillo. Cuando quiere reafirmar algo, va girando uno y luego el otro. Los gira, por ejemplo, cuando habla de la asistencia perfecta que ahora tienen sus alumnos, la que sólo se rompe cuando deben ir a Arica por alguna urgencia médica o por algún trámite con sus papás. Los gira, también, cuando cuenta que en 2012 su escuela obtuvo el segundo lugar en el Simce ariqueño con envidiables 162 puntos. Pero sobre todo los gira cuando recuerda ese 2010 en que Chaca se transformó en un emblema para los dos proyectos de Entel relacionados con la conectividad: “Escuelas conectadas” y “Todo Chile comunicado”, este último en conjunto con el Gobierno de Chile, que han permitido que los sectores más apartados del país puedan tener acceso a la alfabetización digital y a la telefonía móvil, respectivamente. Cuando el Gobierno Regional de Arica conversó con La Moneda sobre la existencia de este pueblo –tan cercano a una ciudad grande como Arica, pero a la vez tan desconectado–, en Chaca ni se imaginaron que por la carretera les iba a llegar una revolución. Hasta ese entonces, Hugo Cerda llevaba ya siete años como director y único profesor de la escuela, y seguía armando sus clases para una docena de alumnos con esos libros viejos con los que él mismo se había educado cuando niño.

RkJQdWJsaXNoZXIy MTM0MjI4