TODO CHILE COMUNICADO

96 no podía conformarse a que no estuviera viviendo con ella, pero cuando tuvo el teléfono móvil se le acabó su propia lluvia. “Yo digo si mi hija y mi nieta están lejos, ahora las tengo acá al frente, gracias al celular. Es algo que jamás en la vida podíamos tener, un regalo así. Nosotros ahora estamos bien, porque nos comunicamos. Por lejos que esté nuestra familia ya sabemos cómo están”. Claro que ahora lo puede contar sin emocionarse. Antes no. “Cuando ella se fue yo la llamaba por teléfono todos los días y me ponía a llorar. Para uno como madre, es triste, es desesperante, porque uno piensa que nunca va a llegar ese momento en que los hijos se van y cuando llega caramba que es triste”. “en Caleta somos de distinto apellido, pero somos una familia, una hermandad” “Yo le digo a mi esposo que no nos vayamos a morir antes que estemos chateando”. El celular también le ha dado una nueva oportunidad de trabajo, porque la llaman y coordina los almuerzos que tiene que hacer para los salmoneros que trabajan en las zonas aledañas y que viajan a Caleta Andrade. “Yo entiendo que con la comunicación uno no está solo. La comunicación es una persona más. Es algo muy importante en la isla, ojalá que nunca se pierda”. Su pequeño nieto no la suelta. Que una leche, que unas galletas, que dónde está mi pelota, abuela. A Rosalba se le ilumina la cara. “Este niño ya sabe ocupar internet y ése va a ser mi desafío. Voy a hacer un curso de computación para comprarme un computador. Me encantaría tenerlo, porque tengo amigos en Valparaíso con los que quiero chatear. Yo le digo a mi esposo que no nos vayamos a morir antes que estemos chateando”, dice, como una sentencia para una historia que ella misma se ha empeñado en que, por fin, tenga un final y más encima feliz.

RkJQdWJsaXNoZXIy MTM0MjI4